A mayor estrés, mayor grasa abdominal

 


Cuando el ritmo de vida frenético se prolonga en el tiempo y el nivel de cortisol, la hormona del estrés, se mantiene en niveles elevados durante varios meses, se produce una reacción en cadena que puede provocar una mayor tendencia a acumular grasa en la zona del abdomen. Seguir una dieta equilibrada, ligera y ordenada para evitar que los excesos (dulces, "snacks" salados, grasas de los lácteos, etc.) vayan a parar al vientre es una medida muy útil. Intenta, asimismo, reducir los niveles de cortisol aumentando la ingesta de vitamina C -cítricos, kiwi, pimiento, berros, espinacas, etc.- y de Omega 3 -pescado azul, frutos secos, semillas chía, etc.-. Otra de las mejores maneras de mantener el estrés y todos sus efectos colaterales bajo control es sustituir las bebidas estimulantes por infusiones relajantes, dormir ocho horas al día y hacer deporte.


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